Hay sabores que no se olvidan. Sabores que te devuelven a lo esencial, a lo auténtico, a la tierra. Así es Amarga y Pica, nuestro aceite de oliva virgen extra: intenso, honesto y con alma.
No buscamos que sea para todos. Buscamos que sea para quienes saben reconocer lo bueno. Para quienes entienden que un aceite que amarga y pica no es un defecto, sino una virtud. Es señal de vida, de polifenoles, de cosecha temprana y de mimo desde el primer día.
Aquí no hay secretos. Recolectamos nuestras aceitunas en su punto justo, las llevamos a nuestra almazara, y extraemos el jugo en frío, sin atajos, sin prisas, sin artificios. Lo embotellamos con cuidado para que llegue a ti tal como salió del fruto: puro y vibrante.
Nuestro AOVE forma parte de la Denominación de Origen Protegida Montes de Granada, y eso, más que una etiqueta, es un compromiso. Un sello que confirma que lo que haces, lo haces bien.
Cada botella de Amarga y Pica es un pedazo de nuestra tierra. Un homenaje al olivar, al sabor que no se maquilla, y a quienes saben que el buen aceite no es solo para cocinar, sino para disfrutar. Con pan, con tomate, con lo que tú quieras. Pero que se note. Que deje huella.
¿Te atreves con un aceite que no quiere pasar desapercibido?